24.9.14

El poder de elegir o el principio de responsabilidad, Annie Marquier, Ed. Luciérnaga 2001


¿Quién quiere vivir su vida sin temor, sin que el juez interno que todos llevamos dentro le sabotee y dirija sus pasos hacia donde no desea realmente? 

¿Quién quiere interpretar lo que le ocurre desde la confianza en que todo es para bien, a pesar del dolor que tenga que atravesar para llegar a ese fin beneficioso?

¿Quién quiere sentirse dueño y soberano de su vida, de sus decisiones, renunciando de entrada a culpar a nada y a nadie de lo que le sucede?

Annie Marquier nos descubre una forma de hacerlo y, desde las primeras páginas de su libro, declara con toda sinceridad que se trata simplemente de eso: una propuesta. Nos invita a adoptar un punto de vista –ella le llama principio de la responsabilidad-atracción-creación-, advirtiéndonos de entrada que no nos dejemos influir por la connotación negativa de obligación que hemos atribuido a la palabra “responsabilidad”. Ella entiende por responsabilidad como nuestra capacidad de atraer lo que necesita nuestra alma y de responder a lo que nos va trayendo la vida. 

Según este principio, lo que sucede en cada momento es lo que mi alma ha atraído a mi vida para poder evolucionar. Y la evolución, dice, es dejar de identificarnos con el ego para hacerlo cada vez más con nuestro ser esencial. En este contexto, responsabilidad es la posibilidad de decidir conscientemente cuál va a ser mi respuesta en lugar de reaccionar automáticamente en base a condicionamientos y programaciones instaladas en mi “disco duro” desde el pasado.

Simplificando mucho el contenido del principio de responsabilidad-atracción-creación, se trataría de que cada uno respondiese a la siguiente pregunta: ¿te sientes víctima o protagonista? En base a la afirmación “la vida no es lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede”, tenemos la oportunidad de ser creadores de nuestro devenir, de nuestras relaciones, de nuestro propio ser, o por el contrario, sentir que estamos a merced de las circunstancias, los hechos y las personas que van surgiendo - aparentemente al azar- en nuestra existencia.

La persona afectada de “victimitis” se autodespoja de poder personal: toda la responsabilidad está fuera de ella, en el exterior, todo depende de los demás y ella simplemente lo sufre. Es como si se hubiese quedado con el mensaje que recibió en su infancia por parte de los adultos: “no sabes, eres débil y vulnerable, déjame defenderte, dirigirte, decidir por ti”. Cuando otros dirigen nuestras vidas, siempre tenemos razones para quejarnos. Es verdad que cuando nacemos nuestra autonomía es casi nula y dependemos de los adultos y de que el mundo nos sea favorable para hacer lo que queremos hacer. Es probable también que esta falta de autonomía se vea agravada por unos padres excesivamente autoritarios, controladores o protectores, que no fomentaron la responsabilidad de su hijo. Sea lo que fuere, la realidad es que como adultos podemos salir de ese condicionamiento si así lo deseamos, y conquistar nuestra autonomía personal.

Nadie dice que sea fácil, ni breve. Son programas grabados a fuego en los primeros años de nuestra vida en los que nuestro “disco duro” era muy virgen. Annie Marquier nombra algunas técnicas eficaces para llevar a cabo esta limpieza emocional. Que cada uno elija la que más le convenga o la que le resulte más accesible. Lo importante no es tanto la técnica que cada uno se procure como la decisión personal de mirarse la vida desde otro punto de vista. Desde la libertad, en lugar del sometimiento, tantas veces voluntario y a la vez inconsciente. Cuando logramos este cambio de perspectiva, suceden cosas: La confianza sustituye al temor. El poder personal ocupa el lugar de la impotencia. La capacidad de crear desplaza el automatismo de conformarnos sin más lo que otros han creado. Si reconocemos nuestro poder, lo recuperamos. Cuando identificamos poder con violencia agresividad es que estamos en la postura de víctimas, las más veces, sin saberlo. El poder personal liberado de las programaciones de la infancia es un poder sano, benéfico que está al servicio de los que nos rodean. Es sereno, creativo, constructivo.

La valentía de la autora para ahondar en un tema tan delicado y que tanto nos condiciona es solo una de las muchas cualidades que tiene este libro, de valor inestimable para mejorar radicalmente la calidad de nuestra vida y de nuestras relaciones.

Todo mi respeto y mi gratitud para Annie Marquier. Y para los lectores que se aventuren a una lectura tan transformadora.

Marita Osés

2 comentarios :

  1. Muy buena reseña, gracias
    Se puede conseguir este libro en México?

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  2. http://www.altaeducacion.org/group/librospdf/forum/topics/libro-pdf-el-poder-de-elegir-annie-marquier

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